TROIA
Troia debería ser identificada
con la antigua Aecae, situada en el trazado de la via Appia
que une Benevento a Foggia.
La ciudad presume de una fundación mitológica
relacionada con el héroe griego Diomedes, conoció
el paso y la conquista del general cartaginés Aníbal
después de la victoria de Canne sobre los romanos.
En aquel tiempo la ciudad se denominaba Aika.
El antiguo centro se encontraba prácticamente en ruinas
a causa de la numerosas guerras que caracterizaron toda la
Alta Edad Media cuando Basilio Boioannes decidió volver
a fundar la ciudad con el nombre de Troya (1019).
Se convirtió rápidamente en sede episcopal (1031)
y en importante centro religioso ligado a la política
papal de Roma, Troya se opuso a la llegada de los normandos
obligando a Roberto Guiscardi a pactar con esta.
Roberto a pesar de todo inició la construcción
del Castillo, de las murallas defensivas así como de
la espléndida Catedral románica de Troia (terminada
en el 1127).
En el 1133 fue una entre las principales ciudades hostiles
a la política normanda por este motivo fue destruida
a manos de Ruggero II.
Con la llegada de los suevos al poder (1194) se agudizó
el contacto entre el poder papal y el poder imperial a causa
de la política laica de Federico II Italia se rompió
en dos y Troia se alió radicalmente con la parte guelfa
ligada al Papa. Esto le costó el asedio, el saqueo
y la parcial destrucción de sus murallas en el 1229.
De este período data la presencia de los Templarios
los cuales tuvieron su propia sede en Troia a partir del 1195.
Con la llegada de los angevinos (1266) que entraron en Italia
requeridos por el Papa para derrotar a los suevos, llegó
nuevamente la fortuna a Troia que se convirtió una
vez más en un potente centro religioso de Apulia.
Troia conserva una de las joyas románicas de Apulia
y de Italia; la Catedral dedicada a la Virgen de la Asunción,
construida entre el 1096 y el 1127 sobre una precedente iglesia
dedicada a S. María.
Frente a la catedral es posible visitar el Museo Diocesano
y admirar el Palacio Episcopal (1777).
Otra joya que Troia pone en las manos del visitante es la
pequeña iglesia de S. Basilio, de antiquísima
fundación que aparece por primera vez en un documento
en el 1087.
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