OTRANTO
Situada en las cercanías
de Lecce a lo largo del maravilloso tramo de costa adriática
de aguas cristalinas, Otranto es hoy un centro turístico
que custodia en su interior joyas artísticas y arquitectónicas.
Su nombre como su historia está ligado al agua: Hydrutum
la llamaban los romanos por la presencia del río Hydrus.
Pero su historia es precedente.
Ya en época neolítica el territorio estaba habitado
(Gruta de los Ciervos) como atestiguan los numerosos monumentos
megalíticos esparcidos en torno a la ciudad.
La leyenda llama en causa a Idomeneo, mítico héroe
de Troya. El acontecimiento real puede ser aquel de la llegada
de navegantes cretenses o micénicos que se esparcieron
a lo largo de las costas del Sur de Italia al inicio del I
milenio a.C.
Pasó a manos de los romanos después de las guerras
con Pirro (275 a.C.) pasando a ser en municipio en el 165
a.C. y acrecentando su desarrollo y sus riquezas convirtiéndose
en un importante puerto comercial en la ruta de las provincias
orientales del Imperio. Su importancia fue reconocida por
Roma con el derecho de acuñar moneda propia (162 d.C.)
A continuación de la sacudida de las invasiones bárbaras
de los visigodos (411) y de los vándalos (455) y de
la dominación de los ostrogodos (496-535) Otranto y
toda la región pasaron bajo el dominio bizantino (553)
después de la guerra greco-gótica.
En el 757 fue conquistada por los longobardos pero su dominio
en el sur de Apulia duró poco y rápidamente
el poder volvió a las manos de los bizantinos.
Los sarracenos la saquearon en el 845 después de haber
tomado Brindisi (838) y Taranto (840).
Otranto se convirtió en el último baluarte del
poder imperial de Constantinopla al ceder a la subida al poder
de los normandos los cuales conquistaron la ciudad sólo
en el 1070 con Roberto il Guiscardo. Los normandos mandaron
construir una nueva muralla.
Fortificada nuevamente en el siglo XIII por el admirante Ruggero
di Lauria, fue conquistada en el 1348 Luis I el Grande, rey
de Hungria, angevino.
Con la subida al trono de Nápoles de los aragoneses
también Otranto pasó a manos españolas
bajo Fernando I de Aragón
En el 1480 fue asediada durante dos semanas por la flota turca
al mando de Ahmet Pasha. La población no quiso ceder
ni siquiera después de la entrada de los turcos a la
ciudad y fue masacrada casi enteramente. Se salvaron sólo
mujeres y niños y la Abadía de San Nicolás
de Casole y su inmensa biblioteca fueron incendiadas.
El 10 de septiembre de 1481 las tropas aragonesas retomaron
la ciudad y bajo su sucesor, el emperador Carlos V de Habsburgo,
la ciudad fue nuevamente construido y su castillo reedificado.
Los turcos perpetraron nuevos ataques durante más de
un siglo pero fueron siempre rechazados (1614, 1644).
Durante pocos años Otranto fue así mismo de
Venecia (1496-1504).
La reconstrucción y la herida de la invasión
turca imprimieron una marca sobre la ciudad de la cual no
fue capaz de liberarse durante siglos; el siglo XVII fue un
siglo de represión económica el siglo XVIII
paso a la historia como el siglo durante el cual subieron
al poder los Borbones.
La experiencia republicana seguramente estuvo relacionada
con la llegada de Bonaparte a Italia (1799) así como
el sucesivo nacimiento de la Republica de Nápoles (1806),
si bien fue de breve duración, tuvo el mérito
de hacer germinar los ideales patrióticos que dieron
lugar a los motines del 1821 y del 1848, que fueron la máxima
manifestación en la cual participó la ciudad
de Otranto activamente.
En el 1861 Otranto pasó a formar parte del Reino de
Italia bajo el mando de los Saboya.
La visita de la ciudad puede partir de la zona turística
del paseo marítimo desde donde a través de una
puerta se accede al burgo antiguo donde se puede comer contemplando
la maravillosa vista a la bahía.
Rápidamente se llega a la Catedral (1080-1088) que
custodia en su interior un mosaico pavimental (1163-1165)
que representa el árbol de la vida, obra del monje
Pantaleone.
Otra joya de Otranto es la Iglesia bizantina de San Pedro
perteneciente al siglo IX que custodia preciosos frescos.
De referencia obligada es la Capilla del Espíritu Santo
o de la Virgen del Altomare y el Santuario de S. María
de los Mártires, erigido en el lugar en el que 800
otrantinos fueron decapitados por los turcos en el 1480.
Subiendo se llega al Castillo hecho construir por deseo Federico
II de Suevia en el 1226 y modificado a continuación
por los aragoneses (siglo XV) y por el emperador Carlos V
(siglo XVI).
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