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GRAVINA

En los confines con la región de Basilicata, Gravina se encuentra en la Murgia Occidental situada sobre un terreno fuertemente cársico caracterizado por la presencia de numerosas grutas que desde el Neolítico (V milenio a.C.) han dado refugio a las poblaciones locales dedicadas a la agricultura y el pastoreo.
A partir de la edad del hierro sobre la colina de Brotomagno se desarrolló un asentamiento estable que a lo largo de los siglos que van desde el VIII al V antes de Cristo será, como muchos centros de la región, cada vez más influido por la cultura griega importada de las colonias.
En este período fue conocida con el nombre de Sidion, fueron edificadas murallas defensivas y la ciudad mantuvo, como testigo de su importancia, el derecho de acuñar moneda (siglo IV a.C.).
En el 305 a.C. fue conquistada por los romanos e incluída en el trazado de la vía Appia con el nombre de Silvium.
Pasó a ser municipio como muchas otras localidades de la región después de las guerras civiles (90 a.C.), Gravina conoció un período de riqueza y desarrollo económico en época imperial.
El final del imperio trajo consigo la destrucción causada por los vándalos que se encontraban bajo el mando de Genserico en el 456, incitando a los habitantes a refugiarse durante siglos en las grutas naturales del lugar dando inicio a la llamada civilización rupestre.
Después de la guerra greco-gótica (535-553) combatida y vencida por los Bizantinos contra los Ostrogodos Gravina entra y permanece durante siglos en los dominios del Imperio Romano de Oriente de Constantinopla sufriendo a pesar de todo las incursiones y el saqueo a manos de los sarracenos (999)
La llegada de los normandos (1069) a la ciudad coincidió con el renacimiento cultural y económico que se manifestó con la construcción de la nueva Catedral en estilo románico y del Palacio Episcopal (siglo XI).
Con la sucesiva llegada de los suevos (1194) Gravina adquirió una mayor importancia sobre el territorio convirtiéndose en sede de la Curia General para Apulia y Basilicata. Federico II quiso además que fuese puesta en marcha la construcción de un castillo del cual todavía hoy quedan algunos restos.
La ruina de los suevos a mano de los angevinos (1266) llamados por el Papa a Italia, hizo convertirse a Gravina en una ciudad-estado y sucesivamente en feudo de los Orsini los cuales la gobernaron ininterrumpidamente desde el 1380 hasta el 1816.
Desde el siglo XIX Gravina se adhirió al proceso de “risorgimento” pasando por los motines carboneros en 1820 y la insurrección de 1848 que llevó a la formación de una idea de estado nacional. En el 1861 la ciudad pasó al Reino de Italia como toda la Apulia.
Gravina es rica en testimonios artísticos arquitectónicos partiendo de la Catedral cerca de la cual surge el Palacio Episcopal (siglo XI-XII).
Entre las iglesias citamos; S.Domingo, Santa Lucia, el Santuario de la Virgen de las Gracias y las iglesias y conventos de Santa Sofia y S. Sebastián (1474).
Perteneciente a la historia antigua de la ciudad se halla en increíble estado de conservación un puente romano.
Cada año en abril tiene lugar la Feria de San Jorge, una de las manifestaciones más antiguas del mundo habiendo sido instituída por decreto regio de Carlos II de Anjou en el 1294. El decreto de Carlos II no obstante no hacía otra cosa que restablecer una antigua feria.