SAN
SEVERO
Ciudad de arte de la región
del Tavoliere de Apulia, San Severo fue un tiempo capital
de la Capitanata, antigua circunscripción del Reino
de Nápoles.
Se encuentra en provincia de Foggia y además de su
belleza y de su estilo barroco es también conocida
por la producción de vino de calidad.
Han sido encontrados indicios de la existencia del hombre
en el territorio desde el Paleolítico a la edad del
bronce, período durante el cual Apulia fue poblada
por los ausonios y posteriormente por los Japigi.
Según la leyenda la ciudad fue fundada por el héroe
mitológico Diomedes el cual le dió el nombre
de Castrum Drionis o Casteldrione.
Su desarrollo comenzó a partir de la Alta Edad Media
como consecuencia de las invasiones bárbaras y de la
breve pausa del Reino Ostrogodo de Italia (496-553) que terminó
después del enfrentamiento con los bizantinos (535-553).
Apulia paso bajo el dominio de Costantinopla recibió
a los monjes benedictinos procedentes de la potente abadía
de Monte Cassino fundada por San Benedetto da Norcia en el
529.
Fueron los monjes los encargados de levantar una iglesia dedicada
al santo abad Severino (siglo V) en un tramo del trazado de
la via Sacra Langobardorum, fúturo núcleo de
la ciudad que tomo el nombre de Castellum Sancti Severini
y posteriormente de San Severo.
El poblado se desarrolló rápidamente y en el
1116 paso bajo la jurisdicción de la abadía
de Torremaggiore cuyo abad, Adenolfo, promulgó un edicto
que regulaba la administración judicial y fiscal abriendo
una ruptura en la vida social del tiempo. Gentes de diversos
orígenes (judíos, longobardos, griegos, francos)
atestigüan la larga historia de San Severo y la compleja
organización social que desvela la riqueza del bugo
fortificado.
Con la llegada de los suevos (1194) San Severo se rebeló
contra emperador Federico II enfrentandose con los monjes
benedictinos, pagando esto con destrucción de las murallas,
de iglesias y palacios (1230).Sucesivamente el burgo fue cedido
a la orden de los Templarios (1295) que gestionaron el burgo
hasta la cancelación de la orden (1307) cuando San
Severo pasó a Sancha, mujer de Roberto de Anjou, ésta
cedió San Severo a Pedro Pipino, conde de Vico (1317)
Los habitantes en cualquier caso no fueron nunca favorables
a la sumisión y lo demostraron con numerosas insurrecciones
populares hasta el momento en el cual Roberto de Anjou hizo
de San Severo una ciudad regia en el 1344.
El privilegio cesó con la llegada de los aragoneses
al trono de Nápoles (1442) cuando Alfonso V de Aragón
cedió la ciudad a Paolo di Sangro, su fiel caballero.
Alfonso además instituyó el derecho de arancel
sobre el ganado ovino que establecía el precio de pasto
de los vovinos en la región del Tavoliere pugliés
garantizando unos ingresos seguros a San Severo durante 4
siglos.
Con la llegada de los Habsburgo la ciudad fue vendida al duque
de Termoli (1521) pero los habitantes la rescataron nuevamente
por 40.000 ducados y el 9 de mayo de 1522 San Severo fue declarada
nuevamente ciudad regia.
La ciudad prospero hasta el 1579 cuando fue comprada como
feudo al duque Gian Francesco de Sangro cuya familia gobernó
la ciudad hasta el 1806, año de la abolición
del feudalismo.
En el 1580 San Severo se convirtió en sede episcopal
pero el período de decadencia que ya había comenzado
culminó el 30 de julio de 1627 cuando un terremoto
destruyó la ciudad, cada vez más debil por las
epidemias de peste de 1627 y 1657.
El 8 de febreo de 1799 fue plantado en San Severo el árbol
de la Libertad pero los monarcas reprimieron c la manifestación
sangrientamente.
El 25 de febrero tuvo lugar el enfrentamiento entre españoles
y franceses al mando del general Duhesme y La Foret. Estos
últimos, salieron victoriosos, abandonándose
al saqueo de la ciudad.
A partir de la restauración del poder de los Borbones
(1815) los ciudadanos de San Severo participaron todos en
los motines risorgimentales que llevaron a la unificación
del Reino de Italia (1861).
El centro histórico presenta un aspecto prevalentemente
barroco asimilado como consecuencia de la reconstrucción
de la ciudad después del seismo de 1627.
Los monumentos religiosos principales son la Iglesia Matrice
(1059), Santa María del Carmen, la Colegiata de San
Juan Bautista, San Seastián, Santa Lucia, San Mateo.
Completan la lista el Palacio del Seminario y el episcopal.
Para el visitante curioso es de interés en las afueras
de la ciudad el Trattuto del Re, antigüo sendero para
la transhumancia que une Aquila a Foggia.
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