NARDÒ
Entre Galatina y el mar Jónico, en provincia de Lecce,
es posible visitar Nardò, centro de
orígenes antiquísimos y ciudad de arte en grado
de fascinar al visitante más exigente interesado en
el arte.
Han sido halladas evidencias de asentamientos humanos pertenecientes
al Paleolítico en la Bahía de Uluzzu en diversas
grutas que nos han devuelto restos de notable interés
artístico por su antigüedad.
Para explicar el origen de la ciudad son numerosas las hipótesis
que hablan de navegadores cretenses llegados a las costas
jónicas en el II milenio a.C. fundando Neriton, o bien
egipcias, lo que sí es cierto es que Nardo fue un centro
mesapico ya existente en el siglo X a.C.
Como todos los centros mesapios conoció su máximo
esplendor entre los siglos VII y VI para posteriormente entrar
en la órbita comercial de la potente colonia griega
de Taranto con la cual los caballeros mesapios entraron en
guerra más veces, resultando casi siempre victoriosos.
Los antiguos enemigos se aliaron posteriormente contra Roma
bajo el mando de Pirro el cual derrotó a los romanos
más veces pero con muchas pérdidas. En el 269
a.C., Pirro volvió a Epiro llamado por asuntos internos
y toda la Apulia pasó a formar parte del imperio romano.
Durante la Segunda Guerra Púnica Aníbal se estableció
en Apulia conquistando numerosos centros habitados entre los
cuales se encontraba Nardo.
Durante las guerras civiles, entre los años 90 y 188
a.C., Nardo se declaró contra Roma pagando con el aislamiento
y el abandono su elección.
En época imperial renació gracias a la política
de paz introducida por Augusto que hizo prosperar el comercio
con Oriente de lo cual la región obtuvo grandes beneficios.
Fueron construidas nuevas vías que terminaron uniéndose
a la vía Appia y Neretum fue de esta manera unida a
la Trajana Salentina que la unía a la poderosa ciudad
de Taranto.
Pasó a formar parte de los dominios bizantinos después
de la guerra greco-gótica (535-553) y durante pocos
años bajo el dominio longobardo (662-690), vio la llegada
de los monjes basileos en fuga de las persecuciones iconoclastas
(siglo VIII) los cuales dieron origen a la cultura religiosa
rupestre visible en el barrio Le Tagliate y fundaron la Abadía
de Santa María di Nerito.
Atacada por los Sarracenos a inicios del siglo X Nardo paso
a manos normandas en el 1058 a.C. con Goffredo, nieto de Roberto
il Guiscardo, conde de Conversano. Con la llegada del nuevo
señor fue edificado el castillo y fortificado el burgo.
Con la llegada de los Suevos (1194) la ciudad fue administrada
por Simone Gentile, y Nardo se alió al bando del emperador
Federico II y de su hijo Manfredi en el enfrentamiento contra
el Papa. Fue por este motivo atacada por las ciudades guelfas
fieles al Papa, entre las que destacan Taranto y Brindisi
(1255).
De nuevo en manos de los suevos, sucumbió a los angevinos
(1269) que ajusticiaron a Simone Gentile, último descendiente
de los Vassalli.
Bajo los Anjou fue gobernada por numerosos señores
entre los cuales destaca Filippo de Toucziaco, Guidone d’Alemagna,
Mobilia de Cotigny, los del Balzo, los Sanseverino.
Bajo el dominio aragonés fue vendida por Federico I
a los del Balzo Orsini por 11.000 ducados y, el 19 de mayo
de 1484, fue atacada por los venecianos los cuales, después
de haber conquistado Galliopolis, entraron en la ciudad.
En 1497 Nardo fue entregada como feudo al conde Belisario
Acquaviva el cual realizó importantes reestructuraciones
arquitectónicas en la ciudad. En el enfrentamiento
franco-español fue ocupada durante pocos meses por
las tropas comandadas por el capitán Lautrec (1528).
Volvió nuevamente a los Acquaviva manteniéndose
bajo su gobierno hasta el 1806, años de la abolición
del feudalismo por deseo de José Bonaparte.
Durante el siglo XVII también en Nardo explotó
una revuelta popular contra el señor feudal Acquaviva
culpable del mal gobierno de la ciudad (1647). La represión
fue tan dura que doblego la economía de la ciudad durante
muchos años.
Nardo participó activamente en los motines del risorgimento.
Convirtiéndose en sede de las revuelta carbonaria llamada
Fenice Neretina y posteriormente participando en los enfrentamientos
en el campo de batalla contra las tropas fieles a los Borbones.
En el 1861, consecuencia del voto plebiscitario del año
precedente, Nardo fue unificada al Reino de Italia.
Centro de la ciudad de Nardo es la Piazza Salandra sobre la
cual se asoman los edificios barrocos entre los cuales destaca
el Palazzo della Pretura y la iglesia de San Domingo (siglo
XVI)
Poco distante se encuentra la bellísima catedral románica
(1090), surgida sobre un precedente edificio religioso y el
Palacio Episcopal.
Entre otras iglesias merecedoras atención destacan
las siguientes; la renacentista Iglesia del Carmen (1529),
Santa Clara, San Antonio de Padua.
En la Plaza Diaz se alza el majestuoso el Castillo Acquaviva
(siglo XV), actual sede del municipio.
|