ISLAS
TREMITI
Archipiélago de rara
belleza que surge del mar frente al Gargano, las Islas Tremiti
son San Domino, San Nicola, Capraia, Pianosa y el Cretaccio.
Las islas eran conocidas por los antiguos romanos como Insulae
Diomedeae dado que la leyenda narra que aquí desembarcó,
murió y fue sepultado el héroe griego Diómedes
y sus compañeros fueron transformados en diomedeos,
pájaros marinos que en las islas Tremiti anidan en
las rocas de S.Domino.
Las islas fueron habitadas desde el Neolítico (10.000-3.500
a.C.) En particular S. Domino presenta trazos de poblados
del siglo VII, del IV y del III milenio a.C. mientras que
en S. Nicolás han sido encontradas huellas pertenecientes
a la edad del hierro y tumbas helenas.
Durante el Imperio Romano las islas fueron usadas como lugares
de destierro así lo atestigüa la historia de de
Julia Menor, nieta de Augusto, la cual descubierta en adulterio
en casa del abuelo, fue exiliada hasta su muerte durante 20
años en estas islas.
De este período han sido encontrados restos de algunas
domus romanas con pavimentos de mosaico.
La misma suerte le tocó a Paolo Diacono, autor de la
“Historia Langobardorum”, el cual fue exiliado
a los Tremiti entre el 771 y el 786 por haber conjurado contra
el emperador Carlo Magno.
En el siglo IX llegaron a las islas algunos monjes benedictinos
de la potente abadía de Montecasino y en el siglo XI
fue iniciada la construcción la Iglesia de Santa Maria
a Mare y del adyacente Monasterio Benedictino (1045).
Los monjes durante el siglo XIII acumularon enormes riquezas
y posesiones sobre la costa de Apulia y trenzaron relaciones
con corsarios y comerciantes de las costas dálmatas.
Deseosos de ser independientes de la Abadía de Montecassino
fueron finalmente sustituidos por el Papa Gregorio IX por
monjes cistercienses (1237).
Bajo el gobierno de los Anjou fue construida la torre de San
Nicolás.
En el 1334 los corsarios dálmatas al mando de Almissa
consiguieron entrar en el monasterio gracias a un engaño
fingiendo querer dar ceremonia y sepultura a un compañero
muerto en el mar, pero durante el funeral en la iglesia a
la señal pactada, sacaron los puñales y exterminaron
a los monjes, llevándose de la isla todas las riquezas.
El eco de la matanza fue de tal magnitud que las islas permanecieron
desiertas hasta el 1412 cuando el Papa Gregorio XIII consiguió
enviar una congregación de Canónigos Lateranenses.
Los nuevos huéspedes de la Abadía la transformaron
siguiendo el estilo renacentista y en pocos años consiguieron
nuevamente poseer ingentes riquezas en el territorio.
En el 1567 la abadía consiguió resistir el ataque
de 150 naves turcas al mando de Pialj Pascia.
Desde este momento la abadía conoció un fuerte
período de declive económico llegando a tal
punto que en el 1647 se propuso vender el entero complejo
a los Padres Celestinos por 400.000 ducados. Sólo la
intervención del rey impidió la transacción.
Con la llegada de los Borbones, Carlos III declaró
las islas Tremini de propiedad regia (1737). Su sucesor Fernando
IV, cerró para siempre la Abadía tramítense
(1782) y adquirió todas sus posesiones. El mismo soberano
diez años más tarde quiso convertir las islas
en colonias penales en las cuales se recluyó a numerosos
exponentes de los motines risorgimentales y a bandidos del
siglo sucesivo.
En el 1806 la isla fue tomada por los secuaces de Murat que
resistieron el bombardeo de las naves inglesas.
La prisión permaneció activa hasta el 1926 cuando
paso a ser una prisión de carácter político
la cual albergo al futuro presidente de la República
Italiana, Sandro Pertini.
El 14 de julio de 1989 las Islas Tremiti fueron declaradas
reserva natural marina.
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