CASTELLANETA
En provincia de Taranto en
la zona geográfica caracterizada por la presencia de
barrancos se encuentra Castellaneta, cuyos orígenes
se remontan a la edad del bronce (3500-1200 a.C.) como demuestran
los hallazgos de vasos y azuelas localizados en la localidad
de Minerva. Probablemente estos asentamientos habían
sido fundados en primer lugar por el pueblo sículo
y posteriormente por los lapigios.
Desde el siglo V a.C. tuvo inicio en la región un proceso
de helenización de todos los centros mesápicos
guiados por la potente ciudad de Taranto.
En el 272 a.C. Taranto fue conquistada por los romanos los
cuales de este modo absorbieron toda Apulia.
La ciudad de Minerva fue de este modo integrada en el trazado
de la importante arteria comercial que tomó el nombre
de vía Appia. Este factor garantizo a la ciudad la
prosperidad durante todo el período imperial.
El final del Imperio Romano coincidió con el saqueo
y la destrucción de Minerva a manos de los visigodos
de Alarico (411 d.C.) y la consecuente dispersión de
la población en todo el territorio.
Después de la pausa del Imperio ostrogodo en Italia
(476-535) y la guerra greco-gótica combatida contra
los godos por el general bizantino Belisario (535-553), la
ciudad fue fundada de nuevo en el 550 con el nombre de Castanea.
Las sucesivas invasiones bárbaras del siglo IX a lo
largo de las costas del territorio pugliés determinaron
la fuga en dirección al interior de los ciudadanos
residentes en las zonas costeras y la unificación y
ampliación del centro de Castanea que tomó el
nombre de Castellum Unitum, sucesivamente modificado paso
a ser Castellanetum.
Después de haber sido centro de los enfrentamientos
entre Longobardos y Bizantinos durante más de 4 siglos,
Castellaneta, fue tomada por los Normandos en el 1064 convirtiéndose
en sede episcopal en el 1080.
Con la llegada de los suevos la gestión patrimonial
de la ciudad fue otorgada a la diócesis de Taranto.
El caída del Imperio Suevo provocada por Carlos de
Anjou (1266) hizo de Castellaneta una ciudad regia.
Sucesivamente llegaron a ella los Aragoneses (1442) los cuales
derrotaron y alejaron a los angevinos de Italia del sur.
Convertida en posesión española Castellaneta
resistió el asedio de las tropas de franceses al mando
del duque Nemours en el 1503, episodio que los historiadores
conocen con el nombre de “Saqueo de Castellanera”.
La residencia de la ciudad le valió el título
de Fidelissima Civitas, título que fue entregado por
el rey Fernando de Aragón.
Una vez llegado al trono de España Carlos V (1516),
nieto de Fernando, Castellaneta, fue donada al flamenco Guillermo
de la Crou pero los ciudadanos, contrarios a la cesión,
abandonaron el lugar dejando caer la ciudad en la ruina.
Esto marcó el inicio de la dominación de los
pequeños señores feudales que se sucedieron
hasta el 1778.
El 1799 vio la llegada a Italia de las tropas francesas al
mando de Napoleón, las cuales difundieron los valores
republicanos y que condujeron a la formación de la
República de Nápoles (1808-18015) bajo la guía
de Joaquín Murat. Castellaneta no fue inmune a este
cambio de era, de tal manera que las sucesivas restauraciones
de régimen borbónico fueron contrastadas a partir
del 1821 desde la Carboneria de Castellaneta.
En el 1860 Castellaneta entro con voto plebiscitario en el
nuevo Reino de Italia.
En el 1943 Castellaneta fue bombardeada y fuertemente dañada
durante los enfrentamientos entre aliados y nacistas en la
Segunda Guerra Mundial.
Castellaneta, la cual conserva intacta en su fisonomía
la ciudad del siglo XVIII con planta urbanística medieval,
ofrece interesantes atractivos culturales para el desarrollo
de una visita turística partiendo de la Catedral (1220)
posteriormente reconstruida en el siglo XVIII de fachada barroca
y preciosas pinturas en su interior. Otras iglesias de referencia
obligada son S. Francisco (1471), San Domingo, San Miguel.
Entre las casas feudales que gobiernan la ciudad, son dignas
de mención el Palazzo Sarapo y el Palacio Catalán.
De gran interés son también las visitas a la
Gravina Grande, la cual albergó a los habitantes durante
los siglos de las invasiones bárbaras y sarracenas,
donde es posible visitar numerosos asentamientos rupestres.
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