MELPIGNANO
Situada en la región
del bajo Salento en provincia de Lecce, Melpignano forma parte
de las localidades pertenecientes a la Grecia Salentina, unidas
por el dialecto griko de derivación magnogreca (siglos
X-IV a.C.).
La presencia del hombre sobre el territorio tuvo lugar desde
el Neolítico y la edad del bronce fue sacada a la luz
por los menhires, construcciones megalíticas.
El origen de Melpignano se sitúa entre el más
antiguo de época prerromana, relacionada con las poblaciones
griegas cuyo dialecto local parece derivar, o bien de la presencia
de un centurión romano de nombre Malpinio el cual obtuvo
estas tierras por el valor demostrado durante las guerras
contra la liga greco-mesápica guiada por Pirro (280-275
a.C.).
En la Alta Edad Media Melpignano fue un importante centro
bizantino, de tal magnitud que mantuvo las celebraciones de
la liturgia en griego incluso durante la llegada normanda
(siglo XI).
El rey Tancredo de Altavilla donó el feudo a Giambattista
Lettere en el 1190.
Como consecuencia de la llegada de los angevinos al sur, el
feudo pasó a los Del Balzo Orsini en el 1300, a los
Tarantino, a los Musco y a los Ramírez de Glanos, a
los Castriota, a los Acquaviva de Aragón y por último
a los de Luca en el 1757, que lo mantuvieron hasta la abolición
de los derechos feudales en el 1806 obra de José Bonaparte,
gobernador de la República de Nápoles.
En el 1861 Melpignano entró a formar parte del Reino
de Italia como consecuencia del voto unánime del año
precedente.
La visita a Melpignano puede iniciar desde el ex-Convento
de los Agustinos (1573-1662) y la adyacente iglesia del Carmen
(1656), soberbio ejemplo del barroco de Apulia. Llegando a
la bellísima y porticada Plaza de S. Giorgio donde
se levanta la homónima iglesia (1440) que cuenta con
bellas vitrinas policromas.
Entre los edificios civiles más significativos se encuentra
el Palazzetto de Notar Zullino y el Palazzo Maggio, el Castillo
baronal y para terminar la visita una interesante almazara-hipogeo
del siglo XVII.
Cada año, en la plaza donde surge el ex-convento de
los Agustinos (segunda mitad de agosto), se celebra el concierto
que concluye con la manifestación denominada “La
noche de la taranta” que ve a algunas ciudades de Salento
inflamarse al ritmo de la pizzica. La plaza es de tal magnitud
que la manifestación ha ido acrecentando el número
de participantes llegando incluso a las cien mil personas
entre el público.
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