SIRACUSA
A Dionisio le sucedió
el hijo; Dionisio II (367 a.C.)
el cual mantuvo durante un largo tiempo desencuentros con
el tío; Dione que lo derrotó en el 357 a.C.
exiliándolo junto a su hermano Ipparino. Siguieron
como tiranos Callippo (354 a.C.) el cual asesinó a
Dione, posteriormente Ipparino (353 a.C.), asesinado por el
pueblo, al cual sucedió el hermano Niseo (351 a.C.)
posteriormente exiliado por Dionisio II.
La danza del poder terminó en el 347 a.C.
cuando de la ciudad madre de Corinto llegó Tomoleonte
el cual, un vez conquistada la ciudad, desarrolló un
programa de reforma urbanística y política destruyendo
la fortaleza y proclamando la democracia
al estilo ateniense.
Después de un vicenal gobierno oligárquico
(336-316 a.C.) dirigido por Sosistrato subió
al poder Agatocle el cual declaró
la guerra a los Cartagineses pero fue derrotado antes de la
batalla de Imera (311 a.C.)
y posteriormente en África, después de haber
intentado tomar Cartago. A su muerte (289 a.C.) le siguió
un período de anarquía y luchas civiles que
culminó con el ataque de los Cartagineses. Los ciudadanos
entonces llamaron en socorro a Pirro, rey
de Epiro (278 a.C.) y cuñado de Agatocle
el cual mantuvo la ciudad hasta el ascenso de Ierone
II, su comandante.
Inicialmente en relación con los Romanos Siracusa mutó
su política aliándose con Roma garantizando
así 50 años de paz.
Desde el 240 a.C. a su lado en el poder quiso
a su hijo Gelone II que murió poco
antes de él. Durante su reino Siracusa fue embellecida
por monumentos entre los cuales destaca el Ara de
Ierone, un inmenso altar destinado a sacrificios
públicos.
En el 216 a.C. le sucedió en el poder
Jerónimo, hijo de Gelone II, responsable
de la alianza con los Romanos, y por tanto del sucesivo asedio
y caída de la ciudad a manos del cónsul Marco
Claudio Marcello. La ciudad se defendió valerosamente
incluso con los famosos espejos de Arquímedes,
que aquí fue asesinado por un legionario.
Siracusa perdió por tanto importancia y sufrió
la expoliación de todas sus obras de arte en manos
en manos de Verre.
|