LIPARI
La mayor de las Islas Eólias
toma el nombre de Liparo, rey de la isla de los Ausonios (siglo
XIII a.C.) que aquí llegaron procedentes de la península
a finales del II milenio a.C.
La isla de Lipari no obstante fue habitada ya desde el Neolítico
(V milenio a.C.) cuyo mayor centro se situaba
sobre los altiplanos
de Castellaro . Parece que tanta atención fuese reservada
a la isla por la abundante presencia de obsidiana, un vidrio
volcánico que en el Neolítico era una preciosa
mercancía de intercambio en todo el Mediterráneo
gracias al desarrollo de la navegación a vela (VI milenio
a.C.)
Antes de la llegada de Liparo a este territorio se sucedieron
numerosas culturas; Pianoconte (2700 a.C.), Piano Quarta en
Panarea (segunda mitad del III milenio a.C.), la cultura de
Milaciense (siglo XV a.C.) de origen siciliano y por último
la llegada de Líparo.
Fueron siglos de grandes enfrentamientos debido a la posición
geográfica de las Eólias, meta ya sea para los
Fenicios que para los Griegos. En el 850 a.C. Lipari fue tomada
y casi destruida y las Eolias practicamente deshabitadas hasta
la llegada de los Cnidi, llegados de Grecia en el 580 a.C.
Los Griegos fueron muy bien acogidos por los pocos habitantes
de la isla, donde construyeron la acrópolis y fortificaron
el burgo, poniendo a disposición de los habitantes
de Lipari sus conocimientos marinos, consintiendo a Lipari
florecer comercialmente.
En el 304 a.C. Agatocle, tirano de Siracusa, saqueó
la isla.
Durante la Primera Guerra Púnica Lipari fue aliada
de los Cartagineses y por este motivo sufrió el asedio
y la destrucción por parte de los romanos en el 251
a.C.
Le siguió un período de depresión económica
en el cual las islas Eolias fueron sólo un lugar de
deportaciones y exilios, sede de una guarnición marina
en el Castillo.
La isla floreció nuevamente bajo el dominio Bizantino
pasando a ser sede obispal y desarrollándose urbanísticamente.
Se sucedieron los Godos (siglos V-VI), los Bizantinos (siglos
VI-VIII) y por último los árabes los cuales
devastaron la ciudad deportando a todos sus habitantes en
el 838.
Las islas Eolias permanecieron deshabitadas hasta el 1083
cuando los Normandos establecieron a los monjes Benedictinos
en el Castillo y estos, para repoblar el archipiélago
concedieron tierras a los pocos habitantes y a cualquiera
que quisiese vivir en la isla. Gracias a la concesión
de privilegios fiscales Lipari floreció nuevamente
bajo los angevinos y los Aragoneses.
En el 1544 fue el pirata sarraceno Barbarroja quién
asedió Lipari y destruyó la catedral y la ciudad
deportando a todos sus habitantes como esclavos.
Se procedió a la construcción de nuevas murallas
defensivas pero Lipari debió esperar al siglo XVIII
para alcanzar su desarrollo económico.
En el 1860 fue anexionada al Reino de Italia junto con toda
la región siciliana.
En Lipari existen todavía hoy las murallas defensivas
del siglo XVI, aquellas del siglo XIII e incluso una torre
perteneciente a las murallas griegas (siglo IV a.C.). A través
de estas se accede al Castillo donde se puede visitar la Catedral
de S.Bortolomeo, edificada en un primer momento por los Normandos
y destruida por el pirata Barbarroja, fue reconstruída
en el siglo XVII en estilo barroco.
El Castillo, la primera zona urbanizada desde el Neolítico
a los Griegos fue ocupada largamente como sede del Museo Arqueológico
Eoliano, uno de los museos más ricos de Italia; una
visita irremplazable para conseguir una mayor comprensión
de la historia de las islas Eolias.
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