ACIREALE
A lo largo de aquello que
ha sido definido como el Circulo del Etna, en su parte costera
entre Catania y Mesina, se encuentra Acireale, localidad que
se gloria de sus antiquísima fundaciones, tanto que
se mezclan y confunden con el mito del pastor Aci y de la
nereida (ninfa del mar) Galatea, cantada por los poetas romanos
Virgilio y Ovidio: rival por el amor de Polifemo, Aci fue
aplastado por el gigante bajo un mazo, del cual brotó
su sangre creando el río Akis conocido así mismo
por los colonos griegos, que aquí llegaron verdaderamente
en el siglo VII a. C.
En época romana fue conocida con el nombre de Aquilia
y desarrollo un papel primordial durante las guerras Púnicas
contra el general cartaginés Aníbal y durante
la guerra civil del 37 a. C. que vio el enfrentamiento naval
entre la flota de Octavio Augusto y el hijo de Pompeo, Sexto
Pompeo Magno.
Después del período de las invasiones bárbaras
pasó a formar parte establemente de las posesiones
bizantinas de la península y fue construido el castillo
de Aci, futuro núcleo del hábitat moderno.
En el siglo IX toda Sicilia fue conquistada por los Árabes
y sucesivamente por los Normandos en el siglo XII.
Como consecuencia de las destrucciones del terremoto del 1169
y de las erupciones del Etna los habitantes fundaron Aquilia.
Nueva y al mismo tiempo moderna Acireale se formó como
consecuencia del asedio de la flota del rey Roberto de Nápoles
en el 1326 que provocó el cambio de residencia de los
habitantes hacia la zona del castillo bizantino.
En el 1642 la ciudad asumió el nombre actual bajo el
reinado de Felipe IV de España.
Destruida por un terremoto en el 1693 la ciudad resurgió
nuevamente sólo al final del siglo XIX con la construcción
del primer establecimiento termal y el sucesivo nacimiento
de la industria turística moderna.
Centro de la visita a Acireale es la Catedral de la Anunciación
y de Santa Venera (1597-1618) sobre cuya plaza se abalconan
también la Basílica de los Santos Pedro y Pablo
(siglo XVII), el Palacio del Ayuntamiento (1659), cercano
también el Palazzo Modò (siglo XVII)
De obligada visita los jardines de Villa Belvedere que cuentan
con un espléndido panorama sobre el mar Jónico.
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