TREIA
Fundada por los romanos en
torno al 380 a.C., su nombre deriva de aquel
de la diosa Trea-Jana, divinidad de origen
greco-sícula que aquí era venerada. Situada
sore una bifurcación de la Via Flaminia,
Treia conoció un período de notable desarrollo
durante la República y el Imperio Romano, confirmándose
con su ascensión a municipio romano en el
99 a.C. El final del Imperio señaló
así mismo el final de la Treia romana, que fue saqueada
y destruída por los Godos, su población
en fuga se asentó en las tres colinas cercanas, primeros
núcleos de la Treia moderna. En el siglo X
los tres castillos surgieron sobre las tres colinas que se
unificaron tomándo así la localidad el nombre
de Montecchio, bajo la directa influencia
del Papa. Por este motivo la ciudad fue asediada por las tropas
imperiales de Federico II de Suevia en el 1239.
Conoció posteriormente la señoría de
los Da Varano y de los Sforza, pasando en el 1447
bajo los Aragoneses.
Volvió a la Igleisa, en el 1790 Pio
VI le dió el título de ciudad restituyendo el
antiguo nombre de Treia. En el 1798 formó
parte de la República romana querida por Napoleón
Bonaparte para posteriormente volver a la Iglesia
hasta su anexión al Reino de Italia.
Treia es un burgo medieval perfectamente
conservado que deja en el visitante una mágia impresión
con sus callecitas en piedra y sus vistas panorámicas.
En Treia se pueden visitar los restos romanos
del antiguo fasto, sobre todo en la localidad de SS.Crocifisso,
donde se encuentra la iglesia homónima que conserva
en su interior un curioso crucifijo, probablemente
de Donatello, en el cual el Cristo asume
expresiones diversas según el punto de mira.
Treia se encuentra inmersa en una naturaleza cautivante que
es necesario descubrir siguiendo los itinerarios que abarcan
antiguas villas padronales y antiguas ruinas
como la Roccaccia, torre de guardía
de época alto medieval o la Ermita de S. Sperandia.
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