ANCONA
Ancona fue sede de un poblado
protovillanoviano, durante la primera edad del hierro pasó
a ser un centro Piceno. Los griegos la visitaron ya antes
del siglo IV a.C., cuando se convirtió en colonia de
Siracusa, Conquistada en el 268 a.C. por los Romanos, fue
adquiriendo siempre una mayor importancia, llegando a su máximo
esplendor cuando el emperador Trajano construyó al
Este del
antiguo puerto griego, uno nuevo con un molo artificial
de una longitud de unos 300 metros. Decayó en el período
tardo-imperial, se convirtió en una de las principales
ciudades del Exarcado de Rávena, después de
la victoria de los Bizantinos en la guerra contra los Godos
(535-552) pasó a formar parte junto a las otras ciudades
de la Pentatopoli de las posesiones pontificias (774), mantuvo
una notable autonomía rivalizando con Sarracenos, Normandos
y Venecianos gracias al comercio con los puertos del Adriático.
Comprendida posteriormente en el marquesado que de la ciudad
tomó nombre, desde el 1177 gozó de libertades
comunales sólo durante breves períodos fue sometida
a los Malatesta y a Francisco Sforza), hasta que en el 1532
pasó bajo el gobierno directo de la Iglesia. Vió
renovado y ampliado su puerto en manos del papa Clemente XII
(1734), que lo dejó en manos de una congregación.
Conquistada por las tropas francesas y transformada en república
en el 1797, anexionada al Reino Itálico en el 1808,
volvió a formar parte del Estado Pontificio en el 1815.
Cayó en manos de los patriotas entre febrero y marzo
de 1831, sufrió la ocupación de las tropas francesas
hasta el 1838. Fue ocupada por el general Cialdini el 29 de
septiembre de 1860 y posteriormente anexionada a Italia.
Durante la segunda guerra mundial, al final del 1943, sufrió
bombardeos aéreos que la dañaron considerablemente.
Los daños del terrible terremoto del 1972 y la consiguiente
operación de excavación y restauración
de la ciudad han originado importantes descubrimientos arqueológicos;
ha sido puesta a la luz, por ejemplo, una necrópolis
picena, en la necrópolis romana, entre los últimos
hallazgos, destaca la llamada tumba “de la peluquera”
por los instrumentos característicos que fueron descubiertos
en su interior.
De gran interés son los restos de un antiguo asentamiento
encontrados en las colinas de Cordeto.
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