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ATELLA
No lejos de Melfi, situada en el valle di Vitalba,
a 500 metros de altura surge Atella, ciudad
que, históricamente, puede presumir de sus dos orígenes
diversos.
Historia
el poblado actual fue construido por Giovanni d’Angiu,
conde de Gravina y séptimo hijo del rey Carlos II de
Anjou , el cual incluyó a los habitantes de algunas
aldeas vecinas para poblar el burgo de Atella (1325-1330)
prometiendo exenciones fiscales durante 10 años a todos
los futuros habitantes.
El otro origen de Atella llama en causa a los habitantes
de la homónima ciudad de la región Campana,
los cuales fundaron la ciudad en el siglo III a.C., o bien
se la relaciona con la Celenna, citada por Virgilio.
De esta época han sido encontrados importantes hallazgos;
una necrópolis del siglo IV a.C. y un espléndido
sarcófago de época imperial (siglo II d.C.).
En cualquier caso el poblado medieval tuvo que desarrollarse
rápidamente y ya a finales del siglo XIV se convirtió
en uno de los centros más ricos de la región,
sede de importantes ordenes religiosas.
En el curso del enfrentamiento franco-español Atella
tuvo que sufrir el saqueo de los franceses y el posterior
asedio de las tropas españolas y venecianas a la ciudad
ocupada por el enemigo (1496).
Después de haber sido durante un largo período
administrada por la familia Caracciolo, Atella fue cedida
por Filiberto Chalon a Antonio de Leyva (1532). El desarrollo
económico de la ciudad se vio impedido por la mala
gestión llevada a cabo por los distintos señores
feudales que le sucedieron durante siglos hasta la abolición
del feudalismo (1806); los Gesualdo, los de Capua, los Filomarino,
los Caracciolo di Torella.
La ciudad durante el período republicano y del risorgimento
en el siglo XIX, permaneció fuera de la órbita
política liberal llegando incluso a convertirse en
uno de los centros legitimistas del sur.
En el curso de su historia Atella fue frecuentemente dañada
por diversos terremotos. Terrible fue aquel del 1694 así
como el de 1851 que prácticamente destruyó el
lugar.
Visita a la ciudad
Atella, a pesar de haber sido herida urbanisticamente por
los acontecimientos sísmicos, conserva todavía
hoy el perfil medieval del burgo, visible en las murallas
y en la puerta San Michele. Entrando se llega al centro donde
es posible visitar la Catedral, construida en el siglo XV.
No lejos es posible visitar la Torre Angevina, así
como los restos del Castillo destruido por el movimiento sísmico
de 1694.
En la ciudad se encuentra también el Monasterio de
las Monjas Benedictinas (siglo XIV) unido a la iglesia de
S. Benedetto la cual conserva preciosas pinturas.
En el cementerio de Atella, es posible visitar la bella iglesia
de Santa Lucia (1398) que custodia un fresco del siglo XV.
No lejos de Atella es posible visitar el Santuario de S. María
de Pierno (1122), uno de los mayores monumentos arquitectónicos
de Basilicata.
El territorio circunstante es además conocido por la
presencia de benéficas fuentes termales. De gran interés
es también el Bacino di Atella, yacimiento paleolítico
habitado por el hombre desde el 500.000 a.C., este período
nos ha donado numerosos objetos manufacturados en piedra.
Lugares de interés
Catedral de Santa María ad Nives; Torre del Castello
Angevino, Montenegro de las Benedictinas, Iglesia de Santa
Lucia, Parque Paleolítico, Fuentes termales; Varco
della Creta, Francesca; Santuario de S. Maria di Pierno.
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